Conversamos con el equipo de este estudio de arquitectura vasco para conocer su discurso, además de los proyectos en los que han confiado en Himabisa
La historia de Carlos Garmendia y Álvaro Cordero surgió justo cuando el estudio en el que trabajaban se disolvió. Era finales de 2015, y ambos decidieron empezar una nueva andadura en Bilbao, esta vez en solitario, y bajo el nombre de Garmendia Cordero Arquitectos. “Comenzamos siendo seis personas y con los años hemos integrado a dos compañeras más”, comentan sus fundadores, que aseguran mantener el mismo propósito para todos los proyectos, ya sean de obra nueva o de reforma y rehabilitaciones. “Siempre buscamos un sentido de la coherencia y que cualquier detalle, por pequeño que resulte, responda a la misma razón de ser. No nos gustan las cosas gratuitas”.
Es la filosofía con la que estos arquitectos del País Vasco proyectan espacios puros y atemporales, en que los materiales juegan un papel decisivo tanto en forma como en contenido. “Cada lugar debe tener un material en base al contexto que le corresponde”, explican, haciendo referencia a uno de los proyectos contract para el que contaron con Himabisa. “¿Tendría sentido instalar un suelo de madera en un local como el Bloom Café de Barakaldo? No hubiese sido funcional, porque la cafetería estaba pensada para que tenga trote y afluencia”, recuerdan. “Por eso seleccionamos unas baldosas de cerámica que aguantan y resisten mucho mejor al desgaste diario”.
A la izquierda, una vista general del Bloom Café junto a sus revestimientos de cerámica en techo, paredes y suelos. A la izquierda, un detalle del mostrador estrella que ahora preside esta cafetería en Barakaldo, a muy pocos kilómetros de nuestra sede-almacén de Himabisa.
Según el equipo de Garmendia Cordero, la selección de azulejos supuso de las partes más complicadas. “Necesitábamos una tonalidad que fuera amable y agradable, y que reflejara esa idea de comida sana que la cafetería quería desarrollar”, cuentan. También profundizan en los elementos del proyecto: “Todo gira en torno al mostrador. Es una pieza de madera tallada que se va ajustando a las diferentes necesidades, con un expositor vinculado al exterior y otra zona reservada al cobro, a la que se le añadió compartimentos para el momento de abrir el bolso y sacar la cartera”. A la hora de diseñar el techo, los arquitectos generaron uno falso con paneles de virutas de madera verticales que, además de suavizar la altura excesiva del local, le gana amplitud visual.
En el caso del piso que este estudio reformó en Bilbao, la Casa LB05, la rehabilitación de su interiorismo también vino determinada por la funcionalidad. “No sabíamos que ese muro de hormigón estaba ahí, nos lo encontramos al quitar el enlucido de la pared”, concretan. “Era la única solución para ganarle todos los centímetros posibles al dormitorio y que al menos cupiera una cama de matrimonio”. Al final convencieron a la clienta del resultado, y lo contrastaron añadiéndole revestimientos de madera muy sutiles, que les permitieron vincular la cocina con la zona de estar. “Es interesante el efecto que plantean esos dos materiales cuando se ponen a convivir”.
Los revestimientos de madera conjugan el salón y la cocina, que incluye suelos en efecto terrazzo veneciano de Himabisa. Para la cerámica del baño y la cocina, el equipo de arquitectos también partió de nuestro catálogo.
A día de hoy, Garmendia Cordero Arquitectos sigue esbozando espacios de cara al 2021, y ampliando su porfolio por toda España desde el País Vasco. “Estamos con la rehabilitación de un caserío que justo ahora acabamos de definir, y seguimos en obra con un hotel de Bilbao”. No solo eso. “También estamos diseñando unas oficinas en Ibiza, terminando una reforma de vivienda en Logroño y recientemente hemos acabado un colegio en Pamplona. De hecho, tenemos muchas reformas pendientes”, concluyen los fundadores. ¿Seguiréis manteniendo vuestra forma de interpretar la arquitectura? “¡Por supuesto! Y la adaptaremos a cualquier proyecto que nos venga en un futuro”.